- Aspecto
ambiental
ENRON fue una
empresa que producía servicios de energía eléctrica, en otras palabras, este
rubro involucraba una serie de factores que chocaban directamente con la
biodiversidad: el uso de elementos como petróleo para el desarrollo adecuado de
sus procesos, campos llanos para las hidroeléctricas, construcción de gaseoductos,
entre otros.
De hecho, ENRON a
finales del 2001 se encontraba en un proceso de aceptación de parte del
departamento del Medio Ambiente en EE.UU.
para poder desarrollar una central térmica, pero para el desarrollo de esto era
necesario considerar el gran impacto ambiental que acarrearía.
Definitivamente,
ENRON se veía en la encrucijada si considerar el impacto ambiental que
provocarían procesos de la empresa, o sencillamente hacerse de la vista gorda, algunas
veces, por el hecho de que existía, paralelamente, una relación entre el
Gobierno estadounidense y los ejecutivos de ENRON, específicamente Lay.
La empresa no tomó
la responsabilidad ambiental suficiente, al contrado, se encontró involucrado
en distintos escándalos ambientales en distintas partes del mundo. Por ejemplo,
el derrame de miles de barriles en Bolivia, y el más notorio fue la
irregularidad en el control de energía en California, conocido como escándalo “Valhalla”.
ENRON no se
enfocó en la creación de un plan estratégico y comprometido con el cuidado y el
impacto ambiental, sencillamente, optó por abusar de los recursos naturales que
se encontraban a su disposición. Asimismo, evadió auditorías ambientales en
donde negaba completamente el pago que pudieran existir como indeminizaciones.
Es claro, que dentro de ENRON existía un gran ambiente codicioso en donde el
único objetivo era generar utilidad para beneficio propio.
- Aspecto
económico
En definitiva, se
resaltan distintos puntos que llevaron a ENRON, directamente, a la bancarrota
económica en tan solo 24 días. Los personajes de poder, tanto Skilling, CEO de
ENRON; Fastow, director financiero; y Clay, presidente de ENRON; provocaron y
vieron de cerca el derrumbe del “castillo de naipes” que ellos mismos habían
construido, principalmente, debido a los malos manejos financieros y a su total
ceguera por la avaricia y orgullo: las ganancias que cada uno llegó a tener en
sus cuentas personales resultaron ser el precio de sus valores morales y
comportamientos corporativos sin ética; además, estos personajes crearon, también,
la idea ilusorio, financieramente, de que todo se encontraba muy bien en ENRON,
cuya corroboración se daba a sí misma, aparentemente, con la cotización alta de
sus acciones: la simulación de un “buen manejo económico” se reflejaba de
manera bursátil. Sin embargo, sólo era un espejismo que habían generado los
líderes de ENRON.
Los puntos más
importantes a resaltar:
§ Falta de ética en alianzas corporativas
El fraude de
carácter financiero, cuyo acto protagónico es del director Fastow, se enfoca en
el encubrimiento de las deudas que
presentaba la empresa, así como las consecuencias que esto generaba: la falta
de dinero para afrontar los déficits económicos en la corporación, ende la
quiebra.
Se hace evidente,
una vez más, la confabulación que hubo para la creación del sistema de fraude
de ENRON: la auditoría de Arthur Andersen, una de las mejores auditoras en el
mundo, se incluyó dentro de este sistema y, sin cuestionarse si era correcto o
no, no tan sólo para la empresa sino también para los inversionistas menores, pactó
una alianza con Fastow para mantener por lo bajo todo aspecto financiero que no
cuadraba y que mostrara la situación verdadera de la empresa, de esta manera
sólo se preocuparon por cubrir con sus intereses y llevarse a cada sus
bolsillos las mayores ganancias posibles.
§ Legislación bursátil del Gobierno
EE.UU. no realizó
una buena supervisión económica a ENRON. Se sugería una idea dentro de este
fraude, la cual dice que George Bush pudo involucrarse en esta situación, y
probablemente, en el hecho de que existió una falta de control bursátil y,
además, poca exigencia en este aspecto a la corporación. Esta sospechas,
principalmente, por el apoyo de parte de Ken Clay, presidente de ENRON, a las
campañas de Bush, cuya situación mostraba el vínculo existente entre los dos.
Sin embargo, no se indagó mucho en el asunto y, sencillamente, se guiaron de
las menciones del líder del Gobierno estadounidense, en donde manifestaba que
lo sucedido en ENRON no era un asunto político. Aun así, quedaron dudas que no
se absolvieron.
En este punto, es
notable la gran falla gubernamental. Y lo beneficioso que resultó mantener una
relación entre el Gobierno y el sector empresarial, es decir, la contribución
que se dio para que siguiera continuando la farsa en el mercado hasta que el
sistema fraude colapse.
§ Beneficio económico individual
Jeff Skilling se
las ingenió para generar grandes utilidades a los accionistas de ENRON, y hasta
cierto punto, cumplió con este cometido, hasta que se descubrió a qué jugaba y
se entró bancarrota. Definitivamente, la idea de incluir a la corporación en
una red bursátil pudo ser el comienzo de una revolución en los modelos de
negocios, y en sí, hubiera abierto las puertas a nuevas formas de vida
económica.
Sin embargo, la
ambición que sintió pudo más que el rol ejecutivo y ético que debió tener. Él
mismo sabía a lo que se metía al crear una pseudo-empresa, junto con otros, dentro
de la misma corporación sólo para sacar mayores ganancias para él y para sus
allegados. Su jugada maestra era corroborar que, al cierre contable, los
balances cuadraran y, de esta manera, no exista evidencia “a la vista” de lo
que sucedía detrás del supuesto éxito de ENRON. Y en este punto, se hace
evidente el papel de Fastow para las prácticas delictivas en finanzas y, en
general, de la manipulación de precios en el mercado: un
espejismo económico muy bien planificado.
Al final, de
manera individual, sólo se buscaba obtener las máximas utilidades y vender
todas las acciones que tuvieran en ENRON, tanto Fastow, Skilling, y el
presidente Ken Clay, antes de que la bomba de tiempo explotara y se supiera el
sistema de fraude existente.
- Aspecto
social
Los stakeholders
se llevaron la peor parte.
La especulación del
alza en la cotización de precios de ENRON fue una de las principales razones
por las cuales un buen número de personas invirtió su dinero en la empresa;
inversión que se dio de la manera más inocua posible porque se confió en la
palabra de los líderes de empresa, quienes se mostraron siempre como personas correctas, cuando en realidad,
resultó ser todo lo contrario.
El presidente de
ENRON, así como el CEO, casi siempre se mostraron seguros de que la empresa se
encontraba en la cúspide empresarial, en donde uno podía llegar a triplicar sus
ganancias con las operaciones bursátiles, y aun así, si no llegasen a ese
punto, de igual manera podían conseguirse utilidades, es decir, no había pierde
con ENRON.
Asimismo, se incentivó
a los mismos trabajadores a invertir en la corporación, incluyéndolos en la
falsa ilusión del contexto de éxito empresarial, y ellos, dándoles su confianza
a los ejecutivos, no tuvieron temor en invertir inclusive sus jubilaciones en
ENRON. ¿Y qué resultó? Las pérdidas
de sus pensiones y esas jubilaciones no pagadas.
Definitivamente,
los líderes empresariales no tuvieron ni un poco de consideración con los
grupos de interés ni mucho menos la responsabilidad social debida. Se dejaron
llevar por la ambición y aprovecharon su poder corporativo para evadir las
leyes gubernamentales y continuar con sus actos delictivos y fraudulentos en
ENRON, olvidándose de todo lo que vociferaban en prensa: tener confianza en una
de las 7 mejores empresas de los Estados Unidos.
Se generó un caos
social, en donde se aprovechó de la seguridad de la empresa como depósito de
ahorro, y sólo se preocuparon por el interés propio y ni siquiera se pensó en
el bienestar externo. De esta manera, una vez más, se hace latente la falta de
ética de parte de los líderes de ENRON, y también, el descuido y las fallas
gubernamentales que existieron en Estados Unidos.
Elaborado por: Laurita Florez